Duelo felino y universitario el que nos aguardaba en un Volcán de Monterrey que no cesó de rugir durante los 90 minutos. Los Tigres del Tuca frente a los Pumas de Memo Vázquez. Y con esta premisa todo estaba escrito sin haber escrito aún nada.

Llegaban ambos equipos al primer envite de la final con trayectorias dispares. Pumas como súper líder del torneo regular pero encontrando dificultades en la liguilla final y Tigres justo a la inversa, con un último partido de lección de contragolpe en la bombonera del Nemesio Díez de Toluca.

 

 

La clave del partido, lo dicho anteriormente. La diferencia entre la clarividencia del Tuca Ferretti –tras su breve periplo con la Selección Mexicana habiéndola clasificado para la Copa Confederaciones- y la obtusidad de Guillermo Vázquez. Inaudito que un entrenador no sea capaz de discernir entre aciertos y errores y no intente mejorar. Memo Vázquez salió altivo a la rueda de prensa posterior a ganar las semifinales contra el América, prepotente en sus respuestas y con mal trato a los periodistas. Llegó a decir que así se juega en las liguillas. Justo después de haber recibido un baño azulcrema con nueve jugadores, tras un favorable 3 a 0 en la ida jugada en el Estadio Azteca –también con nueve hombres el cuadro de Coapa- y sufriendo hasta el último minuto con una falta en contra que, de haber recibido gol, hubiera mandado a los de la Ciudad Universitaria a casa.

 

 

Pues bien, ayer su rival en la banca, le demostró lo que es jugar una liguilla y le enseñó lo que es jugar con rigor táctico a este deporte. Pumas salió con su esquema habitual de 5-4-1. La idea era ahogar la capacidad de transición, pase y definición de los Tigres del Tuca. Como idea es válida. Me la juego así y busco la contra con hombres rápidos como Britos o Fidel Martínez y un ancla como Lalo Herrera. El problema vino debido a lo que ya había mostrado el equipo de la UNAM, el nulo posicionamiento del once. La acumulación de elementos no es válida si los movimientos no son acompasados. Uno tras otro se colaban todos los intentos norteños entre los jugadores capitalinos. Todos los balones divididos, todas las disputas, y todo el flujo ofensivo estaba bailando al son de los Tigres del Norte. Con una delantera de capacidad brutal, con experiencia europea como Gignac, Sobis y Aquino, a la postre los goleadores del encuentro, y con la poderosa juventud de Jurgen Damm, los ataques eran una pesadilla para la defensa puma, eran un golpeteo constante, eran una migraña para el Pikolín Palacios. Que sí, les regalaron un penalty, pero si el partido hubiera acabado cinco a cero no sorprendería a nadie. Y desde la banca de Memo Vázquez, la nada.

 

 

Quedan más zarpazos en el partido del próximo domingo en CU. Pumas buscará la heroica. ¿Qué felino saldrá victorioso y se alzará con el campeonato? Zarpazo Puma, Zarpazo Tigre. Yo lo tengo claro. Los Tigres del Tuca.