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La Ría del Burgo en La Coruña es una de las rías más contaminadas de Europa debido a los vertidos industriales de empresas, con millones de euros desaparecidos destinados a su regeneración.

Stadio Sport  |  16 de mayo de 2014 (19:00 h.)

Mientras en Galicia se desconocen las inspecciones, en Andalucía se realizan más de 1.100 inspecciones sobre vertidos a dominio público hidráulico y litoral

 

La Ría del Burgo en La Coruña, ubicada en Rías Altas, pasa por los municipios de Cambre, La Coruña, Culleredo y Oleiros, es una de las rías más contaminadas de Europa debido a los vertidos industriales de empresas como Cros (de fertilizantes, hoy cerrada) o mataderos y fábricas de jabones con millones de euros desaparecidos y destinados a su regeneración.

Greenpeace denuncia que la mala gestión costera nos cuesta más de 100 millones de euros cada año. Según señala la organización ecologista, hasta diciembre del año pasado ninguno de los municipios citados contaba con depuradora de aguas residuales que desembocan en dicha ría. La Cofradía de Pescadores cifró los puntos negros en 118 solo en el primer tercio de la ría.

Se ha perdido ya casi el 60% de la superficie de humedales costeros, el 70% de las lagunas costeras y sólo el 20% de los sistemas dunares está en buen estado

Greenpeace ha presentado en rueda de prensa simultánea en Madrid, Barcelona y Sevilla, la duodécima edición del informe Destrucción a toda costa en el que a través de varios ejemplos hace un análisis económico y ambiental de la actual gestión costera, y de las consecuencias de la inminente reforma de la Ley de Costas.

La ría del Burgo, con unos 10.300 metros cuadrados de superficie marina que conformaban un productivo parque de marisco. En los buenos tiempos, del fondo fangoso se extraían hasta 70.000 kilos anuales de almeja fina, la de mejor calidad y mayor valor en los mercados.

La contaminación ha obligado a cerrar la mayor parte de los negocios relacionados con el marisqueo. En toda Galicia más del 90% de la superficie de las zonas de marisqueo está afectada por las aguas fecales que llegan a las rías desde los hogares, a menudo sin que se tome medidas para que medie algún proceso de purificación.

La presencia de la peligrosa bacteria Escherichia coli (E. coli) obliga en la mayor parte de las zonas -las catalogadas con la letra B, que ocupan el 86% de la superficie total, a someter al marisco a un intenso proceso de depuración antes de que pueda llegar al mercado y evite saltar las alarmas de la grave contaminación para la salud humana. 

 

 

Según los datos de la propia Xunta de Galicia, sólo un 9,6% de las aguas están lo suficientemente limpias, (zona A) para que almejas, berberechos, ostras o navajas puedan comercializarse con plenas garantías para la salud.

Las zonas C, que se extienden en un 4,2% de la superficie total de los bancos, son las que presentan un peor estado. Es el caso de la Ría de O Burgo, pero también el de la práctica totalidad de la ría de Ferrol, la zona de Placeres en la de Pontevedra, o la parte interna de la ría de Corcubión, entre otras.

 

En la ría de O Burgo no se cumplen las exigencias de las directivas europeas

En 2008 llegó a la Comisión Europea la denuncia del estado de la ría de O Burgo. Actualmente dicha Comisión tiene abierta una investigación sobre la contaminación en la ría coruñesa sin que la Xunta pareciera tener la varita mágica que se han negado a utilizar para solventar la contaminación.

El Gobierno gallego confía en hacerse con fondos europeos, 2014-2020, que supongan 332 millones de euros para obras hidráulicas, la estrategia para los ejercicios venideros se establece un objetivo de calidad microbiológica del agua que va más allá de la normativa europea para poder cumplir con los exigentes usos de baño y marisqueo en las rías.

Si no regeneran las rías gallegas y hacen publico los análisis de las aguas, la ciudadanía comenzará a sospechar que algo no se hace bien, la política del silencio de las palabras provoca desconfianza en el mercado nacional e internacional de nuestros productos. Corresponde a la Consellería del Mar de la Xunta y a su consellería levantar el telón de la opacidad, de no hacerlo, informes como los de Greenpeace pueden provocar alarma social en los mercados internacionales donde el marisco gallego goza de prestigio, alcanzado gracias al trabajo y esfuerzo de los productores del sector y a los mariscadores gallegos.

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