Esta noche el R.C. Deportivo de la Coruña ha brindado una gran victoria a su afición, que le afianza en los puestos nobles de la clasificación.

El Alavés, con nuevo entrenador (Juan Carlos Mandiá), intentó dar solidez a uno de los equipos más goleados de la categoría, introduciendo un nuevo sistema de juego más clásico (4-4-2), al utilizado durante la anterior etapa.

Inició con ahínco el Alavés el partido, acercándose con peligro al área de Germán Lux, con un disparo de Viguera en el inicio del encuentro. Dicha ocasión no reflejaba el estatus real del encuentro, dominado por el Deportivo, pero que no provocaba un daño real a las filas vitorianas, hasta la mitad de la primera parte. Culio abrió a la banda donde apareció Luisinho, con tiempo para brindar un pase al que no llegó ni la zaga del Alavés ni su portero Goitia, y que remató a placer Juan Carlos, novedad en el once, en el segundo palo.

 

 

Comenzada la segunda parte, el Deportivo aseguró la victoria cuando Juan Domínguez deslumbró con una asistencia a la espalda de la zaga vitoriana hacia Borja Bastón, otra de las novedades del once, que cruzó ante la salida Goitia y dejó la victoria encarrilada. Con este resultado, el Deportivo contó con dos claras oportunidades de Luis Fernández y Luisinho, que no encontraron portería y no pudieron dar por cerrada una victoria más amplia del conjunto deportivista.

Todo cambió mediada la segunda parte debido a un penalti absurdo por agarrón de Culio a Quiroga, que fue transformado por el máximo goleador de la categoría, Viguera. Esto provocó serias dudas en el tramo final del partido en la zaga deportivista.

Dichas dudas se materializaron en una gran ocasión del Alavés en cabezazo de Jarosik, que desbarató Germán Lux con una magistral intervención.

Desde este momento, el Deportivo afianzó su defensa con un cambio y consiguió amarrar el liderato y mandar un claro mensaje a sus competidores: que deja al tercer clasificado a dos victorias, y refrenda el proyecto de Fernando Vázquez.