Derbi tenso y vibrante fue el que vivimos este sábado en el estadio de Riazor. La fiesta del fútbol gallego volvió a Coruña dos años después y se vivió un ambiente mágico que se echaba de menos en la capital herculina.

El ambiente y la afición estuvo como es habitual en esta temporada, muy por encima del equipo, llenando el municipal de Riazor y animando a su equipo durante los 90 minutos, aún con el marcador en contra y con 10 jugadores.

Y empezó el partido con dos equipos ansiosos que querían demostrar su poderío pero sin realizar buen fútbol, con el Depor llevando el control del juego pero sin profundidad y las contras del Celta cuando robaban balones en la medular. Tampoco creaba peligro el conjunto vigués hasta que en el inicio de la segunda parte un balón perdido en la medular fue bien trenzado por el ataque vigués y culminó en un centro de Orellana que culminó Charles en el primer gol visitante. Demasiado premio para lo ofrecido por el equipo del Celta, que basa su peligro en el robo y la contra rápida.

A partir de aquí inician los mejores momentos del equipo deportivista, en los que Lucas Pérez cuenta con un par de disparos con bastante peligro y Oriol Riera tiene una gran ocasión que falla a puerta vacía (no está teniendo suerte el delantero de cara al gol). También hay que reconocer el mérito que tuvo el portero celeste, realizando grades paradas.

En el minuto 72, se acaba el partido debido a que Lopo comete una absurda falta en el centro del campo que se convierte en su segunda tarjeta amarilla y es expulsado. No entendemos que Insua no tenga una oportunidad para demostrar su valía cuando Lopo (que cuenta con una gran experiencia) parece no utilizarla en este tipo de partidos.

Esta derrota es muy dura para los intereses deportivistas, que ven como el descenso se acerca otra vez y el peligro vuelve a acechar nuestras cabezas. Es muy importante recuperar en Almería lo perdido en el día de hoy.

 

FORZA DEPOR