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El atentado del 11-S pudo ser percibido cinco horas antes

Teresa Antequera  |  16 de diciembre de 2014 (23:47 h.)
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En los años 70 se comenzó en la Universidad Prinzton un proyecto de investigación sobre las posibles relaciones existentes entre el ser humano y las máquinas. La pregunta sobre la que se trabajaba decía: ¿Puede el pensamiento humano influenciar la actividad de las máquinas? Para ello se utilizaron diodos como puntos de intersección entre las personas y las máquinas. Posteriormente en 1989 el llamado Proyecto de Concienciación Global investigó la consciencia global de todas las personas y con él se pretendía descubrir si existe algún tipo de repercusión global ante cualquier tipo de acontecimiento. Es decir, ¿tiene un efecto sobre la técnica el mundo de emociones de las personas o sus alteraciones emocionales? Los resultados de dichas mediciones mostraron algunos resultados interesantes, por ejemplo una divergencia bastante clara o una oscilación sincrónica evidente ante sucesos como la guerra en Irak, o el entierro de Lady Diana y sobre todo ante el atentado terrorista del 11 de septiembre.

 Se investigó entonces más detenidamente el dramático atentado terrorista de las Torres Gemelas, llegando a resultados muy interesantes, los que justamente evidenciaban cómo la consciencia global está activa también sin que intervengan los medios de comunicación y los programas de televisión, es decir, sin que la información haya llegado a la persona. O sea que se pudo reconocer que la consciencia global fue evidentemente alarmada a las cuatro de la madrugada de forma visible en la oscilación sincrónica, es decir casi cinco horas antes de que chocara el primer avión, que fue a las 8:45; y seis horas y media antes de que chocara el segundo avión, que fue a las 10:30. El atentado terrorista no fue conocido por las autoridades hasta las 8:45 ni tampoco había sido difundido por los medios. Pero la consciencia global ya comenzó a reaccionar en el momento en el que el terrorista que iba a pilotar el avión, empezó a poner en marcha su plan.

 Estas podrían ser indicaciones reales de que existen tales campos mórficos, es decir, una transmisión de energía entre toda la humanidad. En este sentido nos remitimos al libro de la Editorial Vida Universal “Origen y formación de las enfermedades” en el que se lee lo siguiente: “Los campos magnéticos terrestres registran cada disonancia, especialmente la violencia humana, por medio de la cual se producen alteraciones considerables en el aire y sobre y dentro de la Tierra, por ejemplo, por experimentos atómicos y cosas por el estilo. Todas las disonancias son transmitidas por las corrientes magnéticas, las portadoras de sonido de los campos magnéticos terrestres, los que en sentido figurado podrían ser denominados también los nervios de la Tierra.

 Los campos magnéticos terrestres son ámbitos de vibración de diferentes tipos, que en conjunto son llamados Campo magnético terrestre. Ellos son, así dice esta publicación, los “puntos neurálgicos” de la Tierra, y al mismo tiempo los espejos del planeta habitado. Si estos espejos de la Tierra a raíz de los comportamientos humanos son transformados y empañados, esto repercute entonces en toda la Tierra: en el clima, en los reinos de la naturaleza y en las personas. Las corrientes magnéticas alteran incluso el comportamiento de los animales”.

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