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LA COPA DEL 95, EL “REGRESO” DE ARSENIO Y EL “OLVIDO” DE LENDOIRO

Germán Rodríguez Conchado  |  01 de julio de 2015 (22:21 h.)

Con el “regreso” de Arsenio quiero hacer referencia a la “espantá” que hizo en plena celebración del título en el estadio de Riazor situándose frente a la directiva del Club encabezada por Lendoiro pero también frente a miles de aficionados que acudieron a celebrar ese primer título de la historia del deportivismo - Germán Rodríguez Conchado

 

Se celebró la semana pasada el 20º aniversario de la Copa del Rey de 1.995 que fue el primer título de la historia del R. C. Deportivo. Sin duda los dos hechos más significativos de esta celebración promovida por el actual presidente señor Fernández fueron de un lado el “regreso” de Arsenio y de otro el “olvido” de Lendoiro.

Con el “regreso” de Arsenio quiero hacer referencia a la “espantá” que hizo en plena celebración del título en el estadio de Riazor situándose frente a la directiva del Club encabezada por Lendoiro pero también frente a miles de aficionados que acudieron a celebrar ese primer título de la historia del deportivismo. Fue un gesto inexplicable y, sobre todo, inexplicado, incluso hasta la actualidad; ningún periodista quiso dar o pedir explicación alguna por este gesto; todos, los periodistas de entonces y los de ahora,  parecen rehuir con temor, con miedo, cualquier clase de explicación sobre esa conducta, como si tuvieran pánico a que se les derrumbara el ídolo creado artificialmente; porque eso es lo que, en mi opinión, ha sido Arsenio en el deportivismo: un ídolo creado artificialmente por la prensa, y en concreto por La Voz de Galicia y aún más en concreto por Leirachá. Y como todo ídolo, no soporta el contacto o la comparación con la realidad. La necesidad de crear un ídolo venía determinada porque La Voz de Galicia no podía permitir ni soportar que Lendoiro concentrase en su persona el éxito deportivo que era innegable: la reconstrucción del Club en el 89, el ascenso en el 91, la sub-liga del penalty de Djukic en el 94 y ahora la Copa del 95; era necesario buscar un catalizador que desviase de Lendoiro esa cascada de éxitos deportivos y lo encontraron en Arsenio; primero lo intentaron con Fran, pero pronto se dieron cuenta que la fragilidad  de éste no favorecía ese designio y se volcaron en Arsenio, que respondió con notable receptividad. Fue tal el derroche de alabanzas de todo tipo que los periodistas coruñeses abanderados por La Voz de Galicia dedicaron a Arsenio, que el Real Madrid con la mediación de Leirachá ”picó” y lo contrató como entrenador para un tramo de la temporada siguiente, tras la destitución, creo recordar, de Valdano. Es difícil rechazar una oferta del Madrid, pero creo que ese ha sido el gran error de Arsenio, lo que provocó la caída  del ídolo. No creo que en este caso se alcanzara, como dice el Principio de Peter, el nivel de incompetencia: el nivel de incompetencia ya existía, simplemente se puso de manifiesto. Así, en los escasos meses de su estancia en el Real Madrid, Arsenio pasó de ser llamado “el sabio” en la prensa de La Coruña a ser apodado “el paleto” por Raúl y sus compañeros de vestuario como era conocido en toda España menos, por supuesto, en la prensa deportiva de La Coruña. De esta forma, mal que bien, (más mal que bien; el final fue penoso) acabó la temporada en el Real Madrid y se convirtió en el único entrenador de este Club que al término de su estancia en la casa blanca no consiguió entrenar a ningún equipo de categoría nacional ni en España ni, mucho menos, en el extranjero. Ahora, veinte años después de aquella Copa  hay un nuevo presidente en el Deportivo y Arsenio regresó, probablemente, para terminar una celebración que nunca debió de interrumpir. Bienvenido sea.

Pero el nuevo presidente del Deportivo también sigue sometido a La Voz de Galicia y en la celebración que organizó se ha tenido que “olvidar” de Lendoiro porque sabe que sin el permiso de La Voz de Galicia no aguantaría la presidencia ni 24 horas. Lendoiro la ha aguantado 25 años. También se han “olvidado” de Lendoiro la mayoría de los periodistas actuales; he leído con atención lo que se ha publicado (lo que he podido) de esta celebración y no he encontrado ninguna referencia ni tampoco una fotografía de aquella época de Lendoiro; y eso me parece sumamente injusto; la mayoría de los actuales periodistas  no han sabido estar a la altura de la situación. Si hay una persona, una cara o un nombre, que tiene que ir indisolublemente asociado al éxito de la Copa del 95 (y a los posteriores) ese es, sin duda,  el de Lendoiro. El artífice de ese éxito es primero y principalmente  Lendoiro. Lendoiro llegó al Club en 1.988 y el Club tenia 150 millones de pesetas de presupuesto y 500 millones de pesetas de deuda con vencimiento inminente; en solo dos años Lendoiro rescató a Arsenio del pozo de la Tercera División en la que andaba perdido, le puso en las manos un equipo a base de retales de equipos como el Madrid (Aldana), Barcelona (Rekarte) Valencia (Voro, Nando) y Atlético de Madrid  (Donato, Alfredo) para ascender primero y luego, con las incorporaciones de Mauro y Bebeto que también se las “inventó” Lendoiro, convertir al Deportivo en el Club del momento con más participaciones consecutivas  en la Copa de Europa; tres años después se alcanzó la sub-liga del penalty de Djukic y al año siguiente el éxito de la Copa del 95 que ahora celebramos. Veinte años después, alguien tiene que atreverse a romper el muro del “olvido”, forzado e impuesto, y proclamar la verdad. En este éxito que celebramos, como en todos, el mérito corresponde a mucha gente  pero el principal artífice, el primero de todos,  es Lendoiro por conseguir reunir de la nada un plantel de jugadores de primerísimo nivel en desigual competencia con los clubes más poderosos del momento. Y esto hay que  decirlo ahora alto y claro porque callarlo es de cobardes. No deja de ser un sarcasmo que me haya tocado decirlo a mí, que he sufrido el injusto agravio de Lendoiro al final de los 25 años de mi estancia en el Club bajo su mandato (me ha costado, por el momento, 600.000 € como honorarios de los ocho millones de euros ganados en pleitos para el Club), y que los que más se han lucrado de su estancia en el Club al lado de Lendoiro, se hayan escondido en un cobarde silencio. Pero la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero: no se puede celebrar ningún éxito deportivo en el Club, sin mencionar a Lendoiro como su principal artífice. Todo lo demás es, pura y simplemente, una manipulación vergonzosa e interesada de la realidad que los deportivistas, los de hace veinte años y los de ahora, no nos merecemos. 

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