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Queremos Batalla

Pablo Barallobre  |  23 de diciembre de 2014 (15:14 h.)
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Una vez consumadas las elecciones federativas, es hora de agradecer toda la labor llevada a cabo por el presidente saliente y de desear suerte y acierto para el entrante. Le esperan cuatro años duros y difíciles, con una serie de decisiones trascendentales en una hoja de ruta que debe de llevarnos a la consolidación y unión del fútbol gallego y no a la tan nombrada estos días división norte- sur.

Cualquier equipo directivo nuevo debe rodearse de personas de confianza para poder llevar a cabo su labor. Este es un hecho incuestionable. Pero tan incuestionable como valerse y aprovechar todo lo que, por demostrado, resulta casi indispensable para el buen funcionamiento de un organismo tan importante como la Federación, incluso aunque venga de la época anterior.

Y una de estas figuras es la del Secretario General, Diego Batalla. La gran mayoría de clubes gallegos estamos de acuerdo en que su continuidad en el cargo se antoja indispensable tanto para mirar al futuro con tranquilidad como para evitar esa división de la que tanto se habla.

Podría pedir su continuidad  como asambleísta nato (no lo haré), o como presidente del Ural C.F. (que tampoco), o como miembro representante del Dépor en la directiva (no soy quien para utilizar el nombre del Dépor en esto), sino que lo hago como un deportista que lleva más de 40 años jugando al fútbol y metido en este mundillo, que ha conocido a cientos de personas de todos los estamentos (compañeros de equipo, árbitros, directivos…), que afortunadamente ha hecho, gracias al fútbol, multitud de amigos. Pero de toda esta gente puedo decir que he conocido pocas personas como Diego Batalla. Hablar de su bonhomía está de más, es público y notorio, y, además, no sería objetivo. Creo que los clubes de Galicia podrían dar fe de ello. Pero sí es necesario tener en cuenta su capacidad de trabajo, su atención a los clubs incluso más allá de su deber, su relación con todos los estamentos, y sobre todo su CAPACIDAD: muchas de sus decisiones, avaladas posteriormente por tribunales deportivos, han creado jurisprudencia a nivel nacional. Además, es y será siempre un hombre fiel: en la misma situación se vio en el anterior proceso electoral y, posteriormente, se convirtió en indispensable para el presidente saliente. Su capacidad de diálogo, su equidad para con los clubes, su disponibilidad constante, su “savoir faire” hacen que sea, mejor dicho, que siga siendo la persona idónea para el cargo.

Una nueva junta directiva, cuando empieza un mandato, debe de tomar decisiones con tranquilidad, valorando mucho todas las opciones y teniendo en cuenta la trascendencia que tendrá la misma. Y ojalá la primera, por mayoritario deseo del fútbol gallego, sea la continuidad en su cargo de Diego Batalla. Es lo que muchos le pediremos a los Reyes Magos…

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