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Manuel Pablo, profesionalidad a tope

Patricia Rey  |  11 de marzo de 2015 (15:35 h.)
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Solo deseo que sea en el Deportivo donde tenga la suerte que un día le fue esquiva, formando parte de la Secretaria Técnica, entrenador o en un puesto de responsabilidad deportiva

 

A Manuel Pablo un día alguien lo llamó para formar parte de la plantilla de moda, y el bueno del canario decidió venir al Depor. Es un profesional de los que ya no quedan, dio todo en el Deportivo, en su SEÑOR en la más  amplia acepción de la palabra. Verlo entrenar es una gozada, entrena como si fuera el primer entrenamiento de su vida profesional, jamás baja la guardia. Aportó al Deportivo muchas cosas difíciles de enumerar, no me llegarían cientos de páginas. Me quedo con las carreras por la banda como hacía tiempo que no se veían por Riazor. No solo corría por la banda, también metía goles. Recuerdo que metió uno contra el Racing de Santander en El Sardinero hace 13 años de muy bella factura.

 

 

No todo ha sido gloria en su historia deportiva, vivió dos descensos y dos ascensos, lo que más le entristeció junto a los descenso es cuando se quedó huérfano de su hermano del alma D. Juan Carlos Valerón. Manuel Pablo ejerce de capitán, en la situación más complicada, creo yo de su vida deportiva. Algunos tipos aquel fatídico treinta y uno de julio, en las redes sociales, lo señalan como el culpable de no llegar a acuerdos, de exigir lo que es suyo y de todos sus compañeros, los que están totalmente de acuerdo con cada una de sus palabras. No entiendo ni entenderé por qué se señaló al que no es culpable de esta situación en la que se encuentra el Depor.

Hizo cosas mal y otras bien, no digo que no, todos tuvimos tiempos mejores y peores claro que sí. Tiene 39 años y no juega en una posición que le permita tener menos desgaste físico que otros jugadores y aun así lo intenta, y muchas veces ha hecho buenos partidos, es conveniente recordar el último en el Santiago Bernabéu. Pienso que no merece todo lo que se dijo de él, es mi opinión y respeto absolutamente la de los demás, como vosotros espero respetéis la mía.

 

 

Tuvo una lesión muy grave allá por septiembre del 2001, cuando se rompió la tibia en una jugada fortuita con Giovanella, el jugador del R.C. Celta. Se truncó su espectacular carrera, el Real Madrid bebía los vientos por el jugador, el destino lo ató para siempre a la ciudad de Hércules que como el jugador, muestran siempre la cara más alegre, aunque la procesión vaya por dentro. Le dimos todo nuestro apoyo y pienso que nos lo devolvió con creces quedándose en Segunda y devolviendo al Deportivo a Primera, dándonos los mejores años de su vida deportiva. Es cierto que la temporada en Primera no fue buena, más bien fue un desastre, pasaron muchas cosas, pero a día de hoy y siento si me repito, pienso que Manuel Pablo no es el culpable de todo esto.

Por mi parte tiene todo mi respeto y admiración. Solo deseo que sea en el Deportivo donde debe tener la suerte que un día le fue esquiva, formando parte de la Secretaria Técnica, entrenador o en un puesto de responsabilidad deportiva.

Suerte D. Manuel Pablo, te la mereces.

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