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El futuro de las personas va ligado al de los animales

Mª José Navarro  |  02 de diciembre de 2014 (02:00 h.)
animales

Ya en el Antiguo Testamento cualquier lector ávido encontrará cientos de citas en relación a los animales que, de haberse llevado a la práctica, podrían habernos conducido a un mundo totalmente diferente

 

Una pregunta que preocupa, y que en la actualidad desconcierta más que nunca, tanto en el ámbito de la política como en el de la sociedad, es: ¿Qué nos deparará el futuro? También en el ámbito de lo personal esta cuestión “preocupante” ocupa un lugar poco desdeñable. Evidentemente para dar una respuesta acertada deberíamos enfocarla desde diferentes aspectos, sin embargo en este artículo queremos centrarnos en aquel que, a priori, parece que menos relación guarda, un aspecto con el que trataremos de descubrir en qué medida el futuro de los seres humanos y el de los animales va ligado. 

Ya en el Antiguo Testamento cualquier lector ávido encontrará cientos de citas en relación a los animales que, de haberse llevado a la práctica, podrían habernos conducido a un mundo totalmente diferente, y que en la actualidad a los ciudadanos del occidente cristiano deberían hacernos cuanto menos reflexionar. Un ejemplo lo tenemos en los textos de Jeremías: “Pues Yo no hablé a vuestros padres ni les di orden alguna el día que los saqué de Egipto sobre holocaustos ni otros sacrificios“. (Jeremías 7, 22). “Si tuviera hambre no te lo diría, pues mío es el Orbe de la Tierra y todo lo que hay en ella. ¿Piensas que quiero comer carne de toro o beber sangre de chivos?“ (Salmo 50, 13 –14). “No te juntes con los borrachos de vino, ni con quienes se deleitan en el consumo de la carne“. Proverbios 23,20. Estimado lector, estas frases no son un caso aislado, la mayoría de los verdaderos profetas de Dios hablaron de forma parecida a esta. Por lo tanto si queremos un futuro halagüeño, no dejemos de tener en cuenta la siguiente frase: “Si a los animales les va bien, también le irá bien al ser humano”.

En la lucha a favor de los derechos de los animales, la prioridad es empezar a considerar a los animales como parte integrante de lo que podríamos denominar “creación divina”, es decir seres vivos con tanto derecho a la vida como lo tiene el ser humano. El respeto global hacia los animales se conseguirá cuando los derechos de los animales encuentren reconocimiento, y se materialicen en la Constitución y en el ordenamiento jurídico de cada país, evidentemente también como un derecho internacional inalienable. 

El reconocimiento que actualmente algunos países otorgan a los animales es más un objetivo a conseguir que una realidad, formulaciones abstractas de las que no se derivan derechos concretos. Actualmente en muchos países la ley de protección animal dice más o menos lo siguiente: “La finalidad de la ley de protección animal es la de proteger la vida y el bienestar de los animales, en base a la responsabilidad del ser humano por el animal como criatura co-existente. Sin un motivo razonable nadie puede causar a un animal sufrimiento, dolor o daño”. Proteger el bienestar de los animales suena bien pero, como se dijo antes, no deja de ser un anhelo apenas alcanzado.

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