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Baile de nombres para dirigir el arbitraje gallego

Richard Salgado  |  03 de enero de 2015 (17:05 h.)
arbitros

 

Dos semanas han pasado desde que el presidente de la diputación de Pontevedra, Rafael Louzán, se erigiera en flamante presidente de la Federación Gallega de Fútbol desbancando en una dura pugna a su antecesor en el cargo, García Liñares. Tras el jolgorio y la celebración inicial le llegó el turno a la rumorología, con un continuo fluir de nombres  en el disparadero y la creencia popular de que la criba en el seno de la vieja junta directiva sería enorme, pues así lo predicó Louzán durante la campaña de captación de asambleístas.

Sin embargo, tras la algarabía inicial, el mutismo parece haberse adueñado del bando ganador, y lo cierto es que en plena temporada navideña, el fútbol concede una tregua, pero no se detiene, y algún colectivo como el de árbitros permanece expectante para conocer el nombre de la figura que dilucidará sus designios en el futuro.

Con el vacío de poder existente ahora mismo, lo cierto es que el arbitraje gallego está totalmente paralizado, pues los colegiados todavía no saben si las fechas de los cursillos son definitivas o si con la llegada de los nuevos mandatarios éstas van a variar. Lo que sí parece seguro es que habrá un cambio en la presidencia, y Pérez Muiño, también conocido como ‘Pancho’, será historia. Dentro de los nombres que más suenan para ocupar su sillón, tres se destacan sobre el resto: Bernardino González, Pedro Barcia y Fernando Iglesias.

Bernardino González, ex árbitro internacional y concejal popular en Ourense, fue uno de los primeros nombres asociados a la candidatura de Louzán por connotaciones políticas más que evidentes. Su nombre ha ido sonando con menos fuerza a medida que han pasado los días y el hecho de que aún figure como adjunto a la presidencia del último dirigente del Comité juega en su contra.

Pedro Barcia, ex asistente internacional y desde hace algunos años alejado de la primera plana arbitral es el hombre que aúna la savia nueva necesaria para regenerar el maltrecho estado del arbitraje gallego. De los tres nombres es el único que no guarda relación con la última directiva y su llegada casaría a la perfección con el eslogan regeneracionista de Louzán. En su contra juega que no tiene tantas ‘influencias’  ni ‘mecenas’ como las otras dos alternativas que se barajan, y eso en un juego tan politizado como éste es una losa.

Fernando Iglesias, ex árbitro de Segunda División B y delegado arbitral de Vigo desde el siglo pasado  es el favorito en las apuestas ahora mismo, entre otras cosas, por su buena relación con  el grupo de Louzán en las pasadas elecciones. De otra forma no se explica cómo Iglesias ha ido ganando tanto peso en las últimas fechas pese a ser un miembro de la vieja guardia y uno de los más firmes defensores del mandato de García Liñares. Además, su gestión en Vigo arroja demasiados claroscuros, y los favoritismos hacia su hijo en su lucha por medrar en el arbitraje le hacen más mal que bien.

He ahí la terna de principales aspirantes, a la que podríamos añadir un sinfín de nombres como el del ex árbitro de Primera División, García de Loza, o el del actual vicepresidente primero del Comité, Jesús Sanjorge. Demasiados nombres y demasiadas dudas a estas alturas.

Aunque los rumores son sólo eso, rumores, resulta sonrojante que se abogue por un cambio cuando al final se apuesta por más de lo mismo. La única explicación razonable es que el cambio que se busca sea a peor, eso al menos dotaría de coherencia a un discurso que de confirmarse los presagios, restaría credibilidad a todo un proyecto antes de situarse en la línea de salida.

El próximo 8 de enero saldremos de dudas, o eso al menos se deja entrever en un escueto comunicado de la web federativa. Será entonces el momento de valorar la decisión y el tiempo dirá si los Reyes Magos dejan como regalo un buen presidente o carbón para los próximos cuatro años.

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