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MESSI: JEKYLL Y HYDE 2.0

Alfredo Ferreiro Golpe @DjukaDepor  |  06 de julio de 2015 (02:00 h.)

Messi con Argentina no es Messi. O será que con el Barcelona no es Messi… Quién lo sabe… Lo que sí se percibe es que Messi es como Jekyll y Hyde. Tiene dos versiones. La del equipo culé y la de la albiceleste

 

Pim pam pum se acabó. La Copa América de Chile 2015 llegó a su fin. A la gran final llegaron dos de las escuadras que contaban con más papeletas para alzarse campeonas, la anfitriona del campeonato y la selección albiceleste de Lionel Messi, y lo que dejaron, a mi modo de ver, fue una tarde de siesta. Partido plano, sin ocasiones, que al final se decidió en otra tanda de penaltis verdaderamente lamentable para el combinado argentino. Y fueron dos en una semana. Patético. El lanzamiento de Higuaín penoso y el de Ever Banega estrepitoso.

Ganó la Roja, la otra, la Sudamericana, la que viene ofreciendo su mejor fútbol derivado quizás de la mejor camada de jugadores de su historia. La de un Sampaoli que siguió la estela del buen juego de Marcelo Bielsa y quién dio un repaso táctico épico a un Tata Martino al que todo le queda grande. A esta Argentina no la salva ni el jugador más grande de la actualidad. De la historia lo sigo poniendo en duda.

Messi con Argentina no es Messi. O será que con el Barcelona no es Messi… Quién lo sabe… Lo que sí se percibe es que Messi es como Jekyll y Hyde. Tiene dos versiones. La del equipo culé y la de la albiceleste. Pero hasta qué punto influye él mismo en su equipo o su equipo influye en él. Cada día que pasa se acrecienta la idea de que el 10 de Rosario se agiganta cuando lo rodean jugadores de toque, esos que surgen en La Masía, esos que hacen del Barcelona de los últimos años uno de los conjuntos más importantes de la historia del balompié. Crearon un estilo y le son fieles hasta sus últimas consecuencias. Toque, toque y más toque. Todo al pie. En cortito. Y Messi se siente grande, en su hábitat. Crece y hace crecer y viceversa. Combina donde debe combinar y nos sorprende con galopadas maradonianas de vez en cuando. Pero con su equipo patrio esto no es así. Argentina es algo diferente. Mucho. No hay juego de toque sino de golpeo, de noquear al rival con una de las mayores artillerías ofensivas mundiales. Te gano porque te machaco. Y Lio pierde muchos enteros. No puede asociarse porque las características de sus compañeros son distintas a las de Neymar, Iniesta o antes Xavi y Cesc. Anda perdido. No sonríe. Pero aun así intenta echarse el equipo a su espalda. Y baja a medio campo a iniciar jugada. Pero vuelve a estar perdido. Y se diluye como un azucarillo. Por eso Messi nunca brillará en su selección. Porque no puede adaptar su juego cuando no tiene contrapartes. Por muy bueno que sea. Repito, el mejor de la actualidad. Esto es de 11. Y en partidos de máximo calibre aún más.

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