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CAINISMO POLÍTICO, ANIMOSIDAD RELIGIOSA Y DESAFECCIÓN SOCIAL.

LA ACTUAL HOSTILIDAD RELIGIOSA, POLÍTICA Y SOCIAL, PRESAGIO DE TIEMPOS PRETÉRITOS INFAMES, FUNESTOS Y OMINOSOS.

Antonio José Parafita Fraga.  |  12 de octubre de 2015 (02:00 h.)

CAINISMO POLÍTICO, ANIMOSIDAD RELIGIOSA Y DESAFECCIÓN SOCIAL.

Por Antonio José Parafita Fraga, escritor y comentarista de temas sociales y políticos.

Del Blog VERBO SUELTO del autor, cuyo enlace es verbosuelto.blogspot.com

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Es una realidad constatable que en España se pasó de un moderado anticlericalismo al infame y  siniestro hostigamiento al cristianismo en su versión católica. De una razonable y legítima laicidad al más rancio de los laicismos. Mientras tanto, la Ministra alemana, Úrsula Von Der Leyen, aboga por la familia y los valores cristianos. Algo parecido han reclamado en fechas recientes los Primer Ministro del Reino Unido, David Cameron, y el de Francia, Manuel Valls, respecto a la necesidad de recuperar y respetar las raíces religiosas y culturales de sus respectivos países. Pero esta cuestión va más allá de las verbalizaciones apuntadas, ya que con motivo de esta dramática crisis de los refugiados, Eslovaquia, Hungría, República Checa, Polonia y Letonia se muestran reticentes a la redistribución por cuotas, sin más, entre otras, por razones de preservación de las raíces religiosas y culturales de Europa.

Al respecto, merecen especial evocación las palabras del primer ministro húngaro, Víktor Orbán, muy cuestionadas inicialmente por algunos dirigentes europeos pero después invocadas e incluso copiadas por casi todos ellos. El discurso del mandatario húngaro hacía referencia no sólo a la necesidad de conservar y defender las raíces cristianas de Occidente sino también de evitar que el multiculturalismo de nuevo cuño pueda socavar o destruir las bases estructurales de la milenaria cultura europea. Víktor Orbán hace constar que Europa es un continente basado en valores cristianos. En definitiva, hay que admitir que el dirigente político húngaro tenía razón en cuanto a que la acogida y redistribución de los refugiados debía de llevarse a cabo más con criterios de racionalidad y sensatez que con los de impulsos emocionales y demagógicos o los de simple sensiblería humanitaria. Cabe señalar, pues, que las pretensiones de Víktor Orbán están orientadas a proteger las esencias culturales y la identidad del llamado Viejo Continente.   
 

Y con relación al asunto nos ocupa, son dignas de resaltar las declaraciones de la Canciller alemana, Ángela Merkel, por su gran notoriedad y trascendencia, tras separar a los refugiados según su credo. La mandataria alemana reclama volver a la iglesia y leer de nuevo la Biblia ante el riesgo de islamización de Europa, y señala que el miedo no va a contribuir a resolver la situación. A principios del presente mes de octubre, en un debate público en la universidad de Berna, Suiza, aseguró que ante el riesgo de islamización de Europa había que responder volviendo a la iglesia y leyendo de nuevo la Biblia. La dirigente germana llamó a sus conciudadanos a redescubrir la fe y las raíces cristianas. Ahí es nada. Valoren los lectores el alcance de las  manifestaciones realizadas sobre el particular tema por los mencionados dirigentes europeos.  

La Canciller alemana continúa diciendo que debemos recuperar el valor de ser cristianos y fomentar el diálogo con los musulmanes. Asimismo, admitió los escasos conocimientos sobre religión que tienen los pequeños, expresándolo en los siguientes términos si le preguntas a niños en edad escolar qué es Pentecostés, las respuestas serán probablemente muy decepcionantes. Numerosos refugiados cristianos han denunciado la persecución, la discriminación y los insultos por parte de refugiados de distinta religión. Tal es el caso de un iraní llegado a Alemania a pie, después de atravesar Turquía, que manifestó que le despertaban antes del amanecer y le decían que podía comer solo antes de la salida del sol. De manera que si me negaba, me insultaban, me escupían, me trataban como un animal y amenazaban con matarme.

Y todo esto, en modo alguno propicia el diálogo interreligioso ni la convivencia pacífica entre seres humanos de diferentes credos o creencias, porque falla la fortaleza y  consistencia de los pilares básicos del respeto y la tolerancia. Por tal motivo, pudiera explicarse, no justificarse, el hecho de que haya personas que estén sugiriendo la creación de una especie de plataforma cristiano católica global, con el objetivo de neutralizar la actual corriente de pensamiento laicista reinante en prácticamente todo el mundo occidental, y también en grandes áreas o zonas del oriental. Pero está claro que el camino de la confrontación, no es el adecuado para construir el tan ansiado y pretendido edificio de la paz duradera en el mundo. Tales pretensiones, pueden quedarse en el simple plano de la intencionalidad, si no se avanza en el diálogo ecuménico ni se acercan posiciones.

Entrañables lectores, en el presente artículo se recogen informaciones publicadas en los diversos medios de comunicación referidas a declaraciones de distintos dirigentes políticos sobre la Iglesia católica y todo lo que tenga que ver con la milenaria institución eclesiástica, a la que pertenecen más de un 70% de ciudadanos  españoles. Determinadas manifestaciones son abiertamente de signo laicista y con una carga anticlerical tan grande, que puede causar auténtico pavor y espanto. Hay que señalar que a esta corriente de pensamiento laicista y de hostigamiento a lo religioso católico, contribuyen también algunos sindicatos de ámbito estatal y autonómico, debiendo resaltar por su relevancia y repercusión los posicionamientos de los conocidos como sindicatos de clase españoles, UGT y CC.OO, y no pocas plataformas, mareas y organizaciones emergentes de nuevo cuño en el ámbito social y político.

Se supone que a estas alturas nadie duda de que las actitudes y actuaciones  sectarias de índole religiosa, cultural, política y social constituyan un verdadero hándicap e incluso factor de riesgo para la convivencia cívica y para la articulación de políticas que generen bienestar social e impulsen la reactivación de la economía. Es cierto que hay un elevado número de incautos y paniaguados, manipulados por fanatizados vendedores de falacias, mentiras, propuestas engañosas y promesas irrealizables, que se mueven en la estratosfera de la realidad social, económica y política de España. A muy poco que se eche un vistazo a los medios de comunicación, incluida la televisión e internet, resulta fácil deducir y comprender quiénes son estos necios, insensatos e irresponsables y astutos profesionales de la argucia política, que tratan de seducir con sus populacheros, demagógicos y triviales discursos a una parte considerable de personas de buena fe. Es cuestión de pararse a pensar unos instantes y observar lo que está aconteciendo en el convulso mundo político y social de Europa y España. Intelligenti pauca, lo que equivale a buenos entendedores, pocas palabras bastan.

Debe repararse en que en la actualidad pudiera estar reproduciéndose un esquema aproximado de confrontaciones políticas, fracturas sociales y agitaciones callejeras, de lo que pasó en España entre los años 1931 y 1936. De manera que sobre la situación de riesgo para todo lo religioso cristiano católico y para convivencia democrática en libertad y respeto, no conviene frivolizar por las funestas consecuencias que se pueden derivar de no tomar en serio la envolvente realidad del momento presente. Los hechos reales siempre sorprenden, pero éstos hay que afrontarlos plantándoles cara con ánimo decidido y fortaleza de espíritu y no con actitudes frívolas y tibias.

Por ese motivo, es censurable la cobardía moral y política de los gobernantes, porque  retroalimentan con su pasividad estos comportamientos, los que se vienen comentando y otros, que son impropios de una democracia avanzada y de un estado de derecho consolidado. Para frenar tales conductas anticonstitucionales, es preciso partir de la realidad, nunca ignorándola. A buen seguro que muchos lectores de las publicaciones de este comentarista de temas sociales y políticos, entienden el sentido contextual del presente comentario. Pero también es más que probable que se percaten del mensaje contenido en el mismo los actuales dirigentes políticos, sindicales y empresariales, comprometidos por imperativo político/electoral con las complicadas tareas de sacar a este fantástico país, España, de la laberíntica situación de crisis política, económica y social en la que está inmersa. 

Las campanas de la sensatez están tañendo sin cesar desde las torres de la conciencia y sensibilidad de muchísimos ciudadanos españoles, llamando a acudir al rescate de las raíces religiosas cristiano/católicas y culturales grecorromanas, así como las democráticas de Occidente. De ese modo, se podrá pensar en la posibilidad de recuperar los principios y valores que se inspiran en los citados orígenes. No hay que olvidar que la estructura del pensamiento occidental ha tenido como base las culturas griega y romana. Se impone, pues, trabajar denodadamente por lograr el objetivo señalado. El autor de este artículo estima pertinente advertir, a propósito de este particular tema y fuera de toda consideración moralizante, que vale más prevenir que lamentarse a posteriori.

Además, al hilo de la presente reflexión conviene recordar aquello que decía Hegel que nada grande se ha hecho sin pasión. Y en la misma línea de razonamiento, no debe perderse de vista el clásico y proverbial dicho de vale más encender una vela que maldecir permanentemente la oscuridad, así como la conocida máxima de obras son amores y no buenas razones. En todo caso, lo nuevo y novedoso en el ámbito de la vida relacional humana ha de estar orientado a mejorar la convivencia pacífica y el bienestar de los congéneres o semejantes, sin las influencias ideológicas de cualesquiera formulaciones políticas y sociales, pero siempre desde la tolerancia, el respeto y la libertad de las personas.  

Dado que, por motivos de espacio, no es fácil aportar las diversas actuaciones llevadas a cabo contra el orden constitucional y el sistema político español establecido, sólo se aportan, a modo de referencias, algunas que, a criterio del comentarista,  resultan relevantes y llamativas, porque como tales fueron presentadas por los medios de comunicación españoles y extranjeros. En tal sentido, es resaltable la actuación del actual alcalde de Cádiz, que en su momento la tomó con la Semana Santa gaditana y, como es natural, enfadó no sólo a muchos contribuyentes de la ciudad conocida como la Tacita de Plata, crisol de antiguas civilizaciones, sino también de Andalucía y del resto del Estado, y ello, porque agitó y sacudió una de las fibras más sensibles del ser humano, como la del sentimiento religioso. Pareciera que la tónica dominante de determinados alcaldes es la animadversión o tirria que manifiestan hacia todo lo que huela a incienso y suene a sermón eclesiástico, así como hacia los símbolos históricos de nuestro acervo cultural. Hasta tal punto esto es así que los incontables actos de sectarismo ocupan el centro del debate mediático y vienen a constituir buena parte de la candente e inquietante preocupación actual para un considerable número de ciudadanos españoles.

Al menos inicialmente, este regidor municipal ha puesto en pie de guerra a las cofradías de la ciudad y a no pocos gaditanos con su intención de pegar un tijeretazo a la Semana Santa, sin reparar en que ésta es junto con el Carnaval, uno de los emblemas de la Tacita de Plata. Y salvo rectificaciones y cambios de actitud, en aquel entonces se ha exigido por parte del ayuntamiento al Consejo de Hermandades y Cofradías que estén a la altura de las circunstancias económicas que vive la ciudad. El hecho es que, según publicaron algunos medios de comunicación, fue el propio alcalde el que adelantó que pensaba reducir el presupuesto destinado a las procesiones. Valoren los lectores la importancia de estas atrabiliarias decisiones.

Asimismo, según la prensa, parece que fue el mismo alcalde quien, ante el revuelo suscitado en Cádiz, apostilló en RNE que su partido no venía a quitar la Semana Santa sino a mejorarla, pero aplicando un sentido de época y a imprimir un poco de racionalidad. El caso es que de los 130.000 euros que venía recibiendo el Consejo de Hermandades y Cofradías ya ha dicho que ni hablar, que debe apretarse el cinturón. Ya me dirán los lectores cómo va a aplicar un sentido de época y a imprimir un poco de racionalidad a un evento de religiosidad popular, tan profundamente arraigado en las tradiciones y costumbres del pueblo. Llevar a cabo esta compleja tarea de reconversión de sentimientos inherentes a la propia naturaleza de los seres humanos, entiende este comentarista que será harto difícil para cualquier alcalde que se precie de ser un buen demócrata, respetuoso con la pluralidad ideológica, tolerante con la libertad de pensamiento, así como con las diversas formas de expresión de ideas y sentimientos. Fomentar la aversión al Ejército, a la Iglesia y a España viene siendo el común denominador de los movimientos y organizaciones emergentes, a tenor de las declaraciones de algunos de sus miembros.      

Por lo demás, este regidor ha decidido no acudir a la celebración en honor a la Virgen del Rosario, incluida la procesión de la Virgen del Rosario, patrona de la ciudad, pero sí quiso fotografiarse recibiendo la medalla de la Cofradía del Nazareno. Por lo que debe remarcarse que la ausencia de este alcalde en la mencionada procesión, contrasta con su decisión de acudir en cambio a la imposición de la medalla de cofrade en la Capilla de Nuestro Padre Jesús Nazareno en representación de la formación Por Cádiz Sí Se Puede. Pero debe señalarse que estas actitudes laicistas las mantienen, siguen y practican la mayoría de los alcaldes de la organización política Podemos y sus marcas blancas, que, en los últimos meses, se han negado a asistir a los actos religiosos de sus respectivas ciudades, en nombre y representación de todos los contribuyentes de la correspondiente circunscripción municipal por la que se presentó como candidato, alegando coherencia con la aconfesionalidad del Estado y con su programa electoral.

Tras dejar atrás el laicismo radical de II República, el largo período del nacional catolicismo y el de la etapa democrática, caracterizada por la libertad religiosa, salta a la vista que algunos de los actuales acontecimientos nos retrotraen al infausto recuerdo de aquel laicismo radical, como si se hubiese instalado ya de facto en la sociedad española del siglo XXI. Dicho lo cual, y analizando algunos de los muchos hechos de agresión violenta contra la confesión cristiano católica y sus instituciones, no sólo legítimas sino legales, hay que señalar que en la actualidad se asaltan, profanan y queman iglesias en España.

Pero, por obvias razones de espacio, el autor omite mencionar todos los casos publicados por los medios de comunicación y las localidades en las que se perpetraron estos hechos de virulento hostigamiento a lo religioso cristiano católico, poniendo sólo el acento en algunos que recibieron un especial tratamiento mediático. Por ejemplo, el tirador de Oregón que, de manera selectiva, quería matar y mató a cristianos. Escalofriante fue y es el hecho de que las 10 personas asesinadas las seleccionó preguntando previamente a las víctimas, tras alinearlos, cuál era su religión antes de dispararles a la cabeza. Un testimonio más de  la tremenda crueldad cristianofóbica, entre los muchos que están sembrando de pánico, horror y sangre muchas zonas de la geografía mundial.

Finalmente, se aporta el caso de los ataques a la iglesia de Nuestra Señora de Belén, en el municipio alicantino de Bigastro, por constituir el paradigma y fiel exponente de la profanación de uno de los mayores y más sagrados símbolos del catolicismo. Este acontecimiento provocó la reacción ciudadana y motivó la recogida de más de 12.000 firmas pidiéndole a la alcaldesa que promueva en el ayuntamiento una moción de defensa de la libertad religiosa. Esta iniciativa ha sido puesta en marcha por MasLibres.org, con el fin de exigir o instar que las autoridades locales defiendan la libertad religiosa de los ciudadanos. Es de suponer que los españoles en general, incluidos los simpatizantes de estas organizaciones y partidos emergentes, queremos mirar al futuro, sin sacar del armario ni a la Pasionaria ni a Gramsci ni a Lenin ni a Lerroux.

Del Blog VERBO SUELTO del autor, cuyo enlace es verbosuelto.blogspot.com

Antonio José Parafita Fraga, escritor y comentarista de temas sociales y políticos.

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