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Grandes momentos, viejos recuerdos

Manuel L. Mariño @xalomonte  |  07 de febrero de 2015 (19:24 h.)
1-22

Hacía tiempo que no vivíamos un partido tranquilo y sin sobresaltos en el estadio de Riazor

 

Hacía tiempo que no vivíamos un partido tranquilo, sin sobresaltos, en el estadio de Riazor. Nos tendríamos que remontar un par de temporadas atrás como mínimo, para recordar una noche en la que no sufriéramos para ganar o no tuviéramos la sensación de que la victoria o los puntos pudieran escaparse.

Y esa situación se dio ayer, han tenido que pasar 20 jornadas para poder ver a un equipo compensado, equilibrado, serio y con una actitud más decidida que el rival para ganar el partido. Y tampoco podemos decir que haya sido una gran victoria por nuestra parte, ni que hayamos hecho un partidazo, pero sí hemos visto un equipo compacto, y con más ambición que el rival, un Eibar, totalmente desconocido y que no tiene parecido con el equipo aguerrido de principio de temporada.

E inició el partido con los dos equipos titubeantes, con pocas ocasiones y con mucho juego en el centro del campo. Pero desde el inicio ya se vio a un Depor más ambicioso, con más actitud y con más confianza en el partido.

Y muy poco podemos decir de la primera parte, con muy pocos acercamientos y sin profundidad por ambas partes, y sinceramente, con muy poco fútbol. Se inició de la misma manera la segunda parte, en la que el Depor seguía presionando y con el control del partido ante un Eibar indolente y sin peligro, que deambulaba por el campo esperando recibir un gol. Y este llegó en un claro fallo del portero, que despejó equivocadamente un centro desde la banda derecha de Juanfran, que aprovechó Lucas Pérez para adelantar al equipo coruñés. La suerte, que tantas veces en esta temporada nos fue esquiva, se aliaba con nosotros en una jugada de despropósito por parte del Eibar.

A partir del gol, despertó el Eibar, que contó con sus mejores minutos, pero sin llegar a inquietar de manera clara la portería deportivista. Y, varios minutos más tarde, en otro claro fallo de la defensa cerró el partido Cavaleiro tras un pase atrás que demostró que la noche de ayer no era la del Eibar.

De ahí al final del partido fue una fiesta en el estadio de Riazor, que recordó viejos momentos pasados y disfrutó con una victoria que nos aleja del descenso y tranquiliza a un equipo que parece que está cogiendo la forma y se asienta fuera de los puestos de peligro.

 

FORZA DEPOR

 

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